México enfrenta una severa crisis de violaciones graves de derechos humanos y crímenes violentos, la mayoría de los cuales han sido cometidos con armas de fuego. El país experimenta la tasa de homicidios más alta registrada en toda su historia, donde dos de cada tres homicidios son cometidos con armas de fuego. La mayoría de las armas recuperadas y rastreadas en las diversas escenas del crimen en México –el 70 por ciento– provienen de los Estados Unidos. Luego de más de una década del despliegue militar a fin de combatir el crimen organizado, nuevos equipos militares y armas de fuego, así como el entrenamiento militar estadounidense de miles de soldados como parte de la Iniciativa Mérida, han provocado el aumento en las violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas del Estado, con tasas aún más altas que antes de que comenzara la Iniciativa y con una impunidad casi total.
Es tiempo de hacer un cambio de rumbo decisivo y sustancial. La entrada de una nueva administración en México brinda una importante oportunidad para escuchar las voces y los análisis que exigen poner fin a las políticas de guerra y, en cambio, concentrarse en el desarrollo, la lucha contra la pobreza y la inversión comunitaria.