iEn México, el año 2019 será recordado como un año de contrastes. En la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), lo recibimos con grandes expectativas sobre las oportunidades que podrían significar para el trabajo que desarrollamos las promesas de un nuevo Gobierno de izquierda. Escuchamos fuerte y claro el mensaje del presidente acerca de un ambicioso programa de justicia transicional para abordar la crisis de derechos humanos y las necesidades de las víctimas. También nos entusiasmó su promesa de poner fin a la sangrienta estrategia de militarización de la seguridad pública.
Sin embargo, la esperanza nunca se convirtió en ingenuidad. Para mediados de 2018 sabíamos que las expectativas eran altas y que, si el futuro Gobierno iba a empujar una agenda robusta de derechos humanos, era nuestro deber estar preparados. Por lo tanto, nos esforzamos por estrechar los lazos con nuestra comunidad, así como con las víctimas y los aliados en la lucha por la justicia, verdad y reparación de las violaciones de derechos humanos.
De igual modo, sabíamos que las circunstancias cambiantes nos exigirían adaptarnos a situaciones inéditas. En consecuencia, hicimos claros esfuerzos para mejorar los procesos de reclutamiento de personal, así como para hacer nuevas contrataciones que aportaran una diversidad de conocimientos, antecedentes y experiencias de vida a la CMDPDH. Además de los cambios importantes al personal, pudimos mejorar nuestras capacidades para investigar, analizar datos, generar información basada en evidencias y, de esta manera, enriquecer nuestras estrategias legales y psicosociales, de comunicación y de incidencia tanto nacional como internacional.
Asimismo, en 2019 renovamos la membresía de nuestro Consejo Directivo. El resultado de esta renovación ha sido la incorporación de una pluralidad de conocimientos y perspectivas a la organización, que nos permitirá hacer frente a los desafíos emergentes en la defensa de los derechos humanos en México. Hemos hecho de la solidez institucional un valor central de la CMDPDH, lo que ha impulsado procesos significativos de renovación del liderazgo como el mencionado y que, por otra parte, se evidencia en la atención continua al bienestar del personal y en las relaciones de colaboración con organizaciones aliadas en el país y en el extranjero.
Al final, los grandes cambios que esperábamos del Gobierno entrante no se materializaron. No obstante, desarrollamos las capacidades institucionales para hacer frente a un escenario de derechos humanos en extremo complejo. Incluso en este contexto inesperado, dimos pasos relevantes en la defensa y promoción de los derechos humanos en México. Trabajando en conjunto con las víctimas, logramos que algunos de los perpetradores de abusos fueran acusados y llevados ante la justicia por crímenes atroces cometidos en diferentes períodos a lo largo de la historia reciente de México. Expusimos, tanto a nivel nacional como internacional, la sistematicidad de las graves violaciones de derechos humanos y las causas estructurales de esta situación.
Estoy muy orgulloso de presentar este Informe Anual que refleja el gran trabajo del equipo extraordinario y profesional de la CMDPDH y de una comunidad más amplia que incluye a las víctimas con las que colaboramos, los colectivos y organizaciones con los que nos agrupamos, otros defensores de los derechos humanos y los aliados que han respaldado nuestros esfuerzos en México y en el mundo.
Gracias por un gran y memorable 2019.
José Antonio Guevara Bermúdez.
Director Ejecutivo
