El séptimo día de excavaciones inicia tranquilamente, dando paso a la segunda mitad de los trabajos de búsqueda de restos óseos de detenidos desaparecidos en Atoyac de Álvarez. Los familiares comienzan a llegar poco a poco a lo largo de la mañana y se van instalando en los lugares de observación de la excavación mientras conversan, ríen y cuentan sobre lo vivido el sábado en la presentación del libro. Mientras hablan, continúan elaborando sus mantas con pintura y bordados, ya completamente apropiados de la actividad, plasmando mensajes, consignas, momentos en cada cuadro de tela.
El día de hoy se da por terminado el trabajo en la zona 2 y se da inicio a los trabajos en la zona ampliada o zona 4, la propuesta por los familiares a finales de la semana anterior. El día de hoy acompaña a Tita su hermana Rosa, quien la apoya en todas las actividades del día, colocan en la nueva zona una veladora para pedir por un buen resultado de los trabajos y apoya a los familiares en la pintura y el bordado de sus mantas.
A medio día se da el relevo del equipo jurídico: mientras el abogado que ha venido acompañando los trabajos estos días se despide, con el compromiso de continuar firme en esta lucha. A su vez llega una nueva abogada, también miembro de la CMDPDH, junto con el apoyo de un asesor externo, ex abogado del caso Rosendo Radilla, quien hasta el día de hoy mantiene su compromiso con los familiares y las organizaciones acompañantes, apoyándolos cada vez que tiene oportunidad.
Para los familiares es triste despedirse, una vez más, de quienes venimos a brindar el acompañamiento. Pero al mismo tiempo, se alegran y fortalecen al recibir a gente nueva y viejos amigos, personas que aún con el paso del tiempo siguen llegando para apoyar la causa y darle continuidad a la búsqueda de la justicia.
Desde las autoridades, el trato es cordial, aunque los “errores” y obstáculos no dejan de darse, cosas que aparentemente son pequeñas, o que responden a formalismos “necesarios”. A la larga, éstos van generando mayor desgaste en los familiares, en los equipos, y mantienen la desconfianza que las víctimas tienen en las autoridades.
El cansancio y el desgaste emocional por lo vivido la semana pasada, los sentimientos removidos, los recuerdos a flor de piel, la esperanza de encontrar algo, alguna pista, algún indicio, mezclada con la creciente frustración, que aumenta día a día de nulos resultados, se logra apreciar en los rostros, en las posturas de los familiares. Aún cuando uno se ha acostumbrado rápidamente y alegremente a la convivencia diaria, también comienza a evidenciarse la desesperación en la medida que se acerca el final de las diligencias. Han comenzado los cuestionamientos, no sólo a la autoridad sino a los mismos especialistas, a los abogados, a todos, ¿porqué no se hace más?, ¿porqué no es más rápido?, ¿porqué no los encuentran?
Todas estas cosas se van registrando, se discuten día a día y se van trabajando durante el acompañamiento. Al mismo tiempo se van configurando los elementos que formarán parte de las actividades de cierre, el que se va acercando cada día más.