Desde el año 2016, el colectivo #FiscalíaQueSirva ha venido construyendo un modelo de procuración de justicia que sea congruente con la autonomía constitucional y que genere nuevas dinámicas en la gestión, investigación y procesamiento de los casos que más gravemente afectan a México. Parte de esto quedó reflejado en la Ley Orgánica de esta institución, norma que fue construida, de manera conjunta, por el entonces gobierno electo y por este colectivo.
Resulta obvio decir que el desafío por configurar una #FiscalíaQueSirva requerirá de un enérgico esfuerzo para poder cambiar las prácticas que han impedido la correcta procuración de justicia y que han dado paso al incremento de la impunidad. Si observamos las estadísticas de impunidad en México y escuchamos a familiares de víctimas de desaparición, de feminicidio, de asesinato, o bien a periodistas, a migrantes y a víctimas de tortura, por citar algunos casos, y reflexionamos sobre la información proporcionada por el Fiscal General en su primer informe sobre el ínfimo grado de éxito que tuvo la anterior Procuraduría General de la República, podríamos concluir que es un fracaso darse a la tarea de seguir intentando resolver los problemas históricos de una procuración de justicia fallida y ya sin solución. Esto daría como resultado mantener el mismo modelo de gestión, organización e investigación.
No obstante, dadas las dimensiones del problema que enfrenta la procuración de justicia, es fundamental cambiar el rumbo y dejar de gestionar la investigación y la organización como se ha hecho hasta ahora, para implementar otros modelos que se adecuen mejor al cada vez más complejo actuar de las personas y grupos que cometen delitos, con especial atención a los relacionados con las estructuras de la delincuencia común, la corrupción y el crimen organizado.